domingo, 21 de abril de 2013

La Maestría de la vida. por Haydée Terán.


                                              Tu presencia es aquello que silencia el sufrimiento de este mundo.

La vida te poliniza sin hacer nada, cuando estás en tu estado esencial. Es tu esencia la que atrae todo lo que necesitas para vivirla y embellecerla. Pero cuando tu presencia la cubres entre capas y máscaras que no son tú, sino fingir un papel que te dicta una sociedad, una autoridad, una costumbre. No puedes disfrutarla (dar-frutos), porque sólo los podrás crear cuando estás en tu esencia.

     Hay amor en cualquier cosa que podamos posar los ojos, somos alquimistas innatos, pero en el camino nos hemos extraviado, no reconocemos nuestros poderes, al renunciar a la responsabilidad de la creación, se la otorgamos a todo lo externo a nosotros, cuando su origen, se gestó en nuestro interior.

     La vida nos ama, y no nos ofrece situaciones que nos sobrepasen nuestra capacidad. Cuando cruzas una experiencia que te resulte insoportable, descubres que desbordas los límites de tu propio ser, tu personalidad caduca en ese momento, porque te das cuenta que todo lo que sabes no te sirve para nada,  para vivir nuevas experiencias. Porque tu personalidad desde tu educación, tu entrenamiento le parece insoportable tu esencia. No soporta la capacidad de creación que tienes.

      Todo lo que ofrece la vida es posibilidad, miles de opciones que nos permiten reencontrar esa esencia y disfrutar. Nuestros maestros: el miedo, en sus múltiples caras: vergüenza, rencor, celos, rabia, control, culpa. Se ponen a cada momento para marcarnos el límite de la experiencia que estamos viviendo. Si pasamos es como abrir los ojos para observar,  cada vez más formas que te asisten, para lograr realizar tu esencia. Y entonces empiezas a vivir tu presente. Estar en el preciso instante que estás viviendo. Dejas los recuerdos fuera de lo que vives, y no tienes entonces una vida determinada por parámetros de ayer, porque la experiencia a la que de dejas llevar, es una nueva, no es la misma que tuviste ayer o antier, rompes con el tiempo.

     Muchas veces encontrarte en fondo de tu vida, es para tomarla como si fuera un calcetín y voltear todo al revés. Cada experiencia te engrandece, te da más herramientas para enfrentar las nuevas situaciones que vengan con seguridad, con facilidad y con felicidad. 


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