domingo, 19 de mayo de 2013

Deshomofobizándonos. por Haydée Terán.


                                                                                  La libertad inicia con el respeto.




La clausura de la XII Semana Cultural de la Diversidad Sexual, concluyó coincidente con el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia. Día elegido con tal título, a partir del 17 de mayo de 1990, en que la Organización Mundial de la Salud, decide eliminar la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Me vestí de morado, como todo el público asistente o casi todo, que estuvo solidarizado con la causa.
     Se habló de “n” número de casos documentados, de atropellos, creación de grupos y subgrupos (que “me hicieron bolas”), discriminaciones y demás,  de los que creo, todos estamos enterados, ya sea mucho o poco, pero no, definitivamente, nos es desconocido el asunto de la Homofobia  Aunque a mí me inquieta más, el saber por qué existe tal rechazo. Tema que no se tocó y creo que es interesante. ¿Cuál es el miedo, fobia, o aversión al respecto?  Ya que se teme a,  lo que se imagina que se puede contagiar, lo que te puede hacer daño, lo que no se controla, lo que te amenaza. Luego entonces, ¿cuál de estos sentimientos me convertirían en un homofóbico? ¿Pensar que puedo serlo y no lo quiero aceptar? La creencia, cualquiera que esta sea al respecto ¿Es mía? ¿Quién y por qué me la inculcó?
     Si se trata de sensibilizar una sociedad, debo tratar de entender desde dónde está parada, que la mantiene allí, y qué argumentos puedo yo tener que le sean convincentes. Para no estarme cansando de nadar a contracorriente y tardarme más en llegar a la otra orilla. Yo, en lo particular, no sé en qué momento, decidí que eso era algo que yo respetaba, porque el hecho de ser heterosexual, fue una posibilidad que me tocó vivir, y que ni siquiera puedo saber por qué, pero bien me hubiera tocado estar del otro lado, por sólo algo tan mínimo como una estadística o un millón de circunstancias, pero el hecho, es que no lo sé. He vivido eligiendo todos los días algo, y mi soberbia no me alcanza, para pensar que las elecciones que he tomado son mejores o están por encima de las de los demás.
     No me he dedicado a ahondar en este tema, pero por casualidad he leído artículos en los que se hablaba de la homosexualidad en los chimpancés, que no tienen religión, ni prejuicios y sólo los gobierna la naturaleza de su especie. De hecho la bisexualidad y la homosexualidad son algo común entre los animales. Los roles también cambian entre ellos y no se conflictuan como nosotros. En una manada de lobos, el macho alfa es el que puede llevar la cola alzada, los beta no, y no sólo eso, están de reserva de las hembras,  en caso de que no hubiera quien se quedara a proteger la cueva. Entre nosotros mismos, hace unos cuantos años, para los griegos el matrimonio, era una institución donde se buscaba tener descendencia, se elegía a la madre de sus hijos, no por atracción, ni amor, ni nada parecido y el placer se buscaba entre esclavas y jóvenes varones, eso era tan común, que en ese entonces no se discriminaba ni se repudiaba tal comportamiento, era lo normal. Y si nos echáramos un clavado, cultura por cultura, tribu por tribu, nos escandalizaríamos o nosotros a ellos, con lo que nos parece “normal” o aceptado. ¿Qué o quién, nos determina nuestra manera de pensar? ¿Realmente decidimos nosotros lo que creemos, o somos una especie de títeres programados al servicio de quién? ¿Tú decides lo que decides y sabes por qué?
     Creo que ya somos una sociedad que puede madurar, ya somos los suficientemente conscientes y sabidos, como para poder tomar responsabilidades. Como para aceptar que vivimos en sociedad, que todos somos partícipes y engranajes de ella. Y que si queremos que funcione, no es por partes, sino en conjunto, formando un todo. Que mientras siga desmembrado, no le sirve a nadie.

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