viernes, 3 de mayo de 2013

LA MAMÁ DE HOY.


Anoche me acosté leyendo un artículo publicado por Sanluissisimo, con el título " ¿Dónde estás mamá?" escrito por Gaby Vargas. Aborda en él, el abandono emocional de los jóvenes, con resultado del nacimiento de las diferentes corrientes rebeldes,  en que los jóvenes se reclutan, responsabilizando la ausencia de la figura materna tradicional.  Debo confesar que me dormí plácidamente, vamos, no me quitó el sueño. Pero amanecí con un sabor desazonado en la boca. 

     Después de darle vueltas y vueltas al asunto. Descubrí qué es lo que me molestó. Estoy de acuerdo que los roles en las familias han cambiado, las necesidades de la sociedad, no sólo las de las mujeres, han cambiado. Cada vez es mayor el número de madres que salen a trabajar, o que incluso sólo descansan el período maternal desde la llegada del primer hijo. Y no es algo que nos toque escoger, el grupo privilegiado de damas que sólo se dedican al hogar, (que tampoco están exclusivamente dedicadas a los hijos) es la minoría. Y fuera de las oficinas, hay un gran número de mujeres que se les escapa al censo: las que trabajan planchando ajeno, cosiendo, bordando, limpiando casas, etc., y que muchas veces lo hacen a escondidas. No por escalar orgullosamente satisfacciones personales, sino porque sus necesidades básicas, no satisfechas, que las obliga.

     Hay otro punto, del cual no se está tomando en cuenta. La adaptabilidad del ser, no sólo hemos visto desde que Darwin lo descubrió, que todos los seres vivos evolucionamos, cuando las circunstancias de sobre vivencia nos cambian o amenazan. Si seguimos educando bajo la falacia de que lo que no existe es mejor, no podremos avanzar nunca. A mí me tocó la transición de una madre, de la cual disfrutamos de tiempo completo en parte de mi niñez, cosa que cambió cuando inició sus estudios, para luego incorporarse a la vida laboral. Tal vez, nadie hubo que nos dijera que era mejor tenerla en casa, por eso nos adaptamos sin complejos ni complicaciones. Sí, no digo que no,  había mejor comida cuando ella tenía  sus días libres, que cuando comíamos solos, lo que ella había preparado con mucha prisa. Pero ni me volví emo, ni darketa, ni nada por el estilo, quiero decir sin embargo,  que me considero rebelde, pero con causas y criterio, no sólo por unirme  al club de los inadaptados.  

     Ahora bien, esto me pasó en los setentas, ahora los niños ya nacen con este tren de vida, no tuvieron  que adolecer ese cambio.  Para ellos ya es normal, como también los matrimonios que no "duran para toda la vida", y que esto también genera necesidades diferentes y cambios nuevos a que acomodarse. Muchas de estas mujeres, incursionaron en mundo laboral después de un divorcio, con hijos de por medio. Es una situación real que existe, problemática o no, a la cual no se le puede solucionar con devolver a la mujer a su hogar, porque es tan posible como no usar carros para no contaminar. 

     Cabe, hacer un pequeño paréntesis,  no se habla para nada, de la figura paterna en dicho artículo, omisión importante para mí, ya que los hijos son producto de una pareja, no de una mamá. Y que también el rol,  que sería la contra-parte de la mujer hogareña, es el del hombre proveedor de todas las necesidades materiales de una casa. Que para nadie es un secreto,  que ahora para mantener una casa, en la mayoría de las familias necesitan que ambos sean proveedores. 

     Tal vez, cuidando el desarrollo de los niños, en pos,  de que pronto serán los ciudadanos con los que hemos de convivir, y futuros formadores de familias, se revisen las leyes laborales, los horarios de trabajo, horarios de escuelas, etc. Porque no se puede detener una ola sólo con un tabique. 

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