sábado, 31 de diciembre de 2016

REALMENTE EMPIEZAS UN AÑO NUEVO?

Llegó el mes de Diciembre con todo lo que acarrea siempre: compras, reuniones, regalos, celebraciones, trasnochos, comilonas, etc. El estrés de las compras de último momento, sentimientos de culpa por comer demás, por no poder partirte en mil pedazos para estar en dos o más lugares a la vez. Independientemente de tu credo o costumbres para estas fechas, es casi imposible que no participes de manera activa o pasiva en ellas.
     El mes, se va prácticamente como agua, y del córrele de un compromiso a otro, pendientes por terminar, llegas a la cena de fin de año, con las uvas en la mano, o con lo que acostumbres iniciar el año, en un parpadeo. Te comes las uvas, pensando en uno o dos deseos, porque no te acuerdas de más y terminas como todos, pidiendo, cosas abstractas como salud, felicidad, paz, prosperidad, etc.  Total, no siempre nos han dicho que con salud basta, como ¿para qué pediríamos más?
      Dentro de todo este maremágnum, ¿Realmente empezamos un año nuevo? El calendario nos dice que sí, pero, ¿Es tu inicio de año, algo nuevo, en algún plano, más allá de cambiar de agenda? ¿O sólo es una continuación de año anterior? Muy probablemente sí, nos ocurre a la mayoría de las personas (al menos las que conozco de cerca), por dos razones importantes, una es porque no nos ponemos metas congruentes, o son más de lo mismo o algo fuera de nuestro alcance (no porque realmente sean imposibles) pero totalmente improbables sin un plan; la otra que no cerramos ciclos, dejamos cosas, relaciones, proyectos, empezados, mal terminados o inconclusos,  pensando que ya no tienen vida, porque los abandonamos o nos abandonaron. Incluso estoy segura que habrás escuchado, sobre vaciar las barricas del vino viejo, para meter el nuevo.  Pues he ahí, básicamente el motivo por el cual,  tus rituales de fin de año, no prosperan, terminan siendo simple superchería, como en años anteriores.
     Tanto para planificar nuestro próximo año, como para cerrar ciclos, que ya no deseemos mantener abiertos, se necesita un tiempo de reflexión, de consciencia para recapitular qué del año, que no terminamos, lo vamos a continuar, qué vamos a hacer crecer, qué vamos a dejar, para no empezar con cosas que nos distraigan de lo que realmente queremos. También para reconocer cuál es la falla o defecto que no pudimos corregir, que nos impidió lograr nuestras metas, para tener una estrategia y no volver a perder por la misma causa. Claro, esto aplica, si realmente le quieres dar seriedad para perseguir un objetivo. 
     Este tiempo de introspección, no es muy llamativo ni agradable para la mayoría de la gente, porque requiere de hacerse responsable de sí mismo, y mientras no se haga eso, es más fácil seguir echándole la culpa a alguien o algo, para justificar su mediocridad. Además de que no es un hábito común, y todo lo que queda fuera de nuestros acondicionamientos cotidianos, nos cuesta mucho adquirirlos, salvo con una férrea intención. Es muy parecido a limpiar y ordenar nuestra casa, tarea poco deseada, se deja para el final, se hace a medias, se prefiere que lo haga alguien más por nosotros; pero si organizamos nuestro entorno, es más fácil organizar nuestras ideas. Podemos empezar a sacar (como el vino viejo), todo, separar lo que todavía deseamos seguir utilizando, de lo que se necesita reemplazar, desechando lo que ya no queremos en nuestra vida o ya no le encontramos utilidad; logrando tener un espacio vacío donde podremos colocar lo nuevo, acuérdate que por una ley de física, dos cuerpos no pueden ocupar, el mismo espacio, en el mismo lugar. Y ésta ley  se aplica a sentimientos, objetos o personas. Si quieres una nueva relación, pero pasas recordando o hablando de la otra, para bien o para mal, es porque no la has soltado aún, y mientas estés enganchado allí, no llegará algo nuevo (acuérdate, el espacio en tus sentimientos está ocupado por alguien), así funciona con todo.
     Espero que si tu deseo es encontrarte con circunstancias nuevas el próximo año, aproveches unos minutos de las pocas horas que quedan para qué al pedir tus deseos, ya tengas el espacio suficiente para ellos. Deseándote lo mejor para el próximo ciclo.

     

lunes, 5 de diciembre de 2016

¿TENER SÓLO MADRE, BASTA?

Por razones de moda, cultura, etc., al menos en nuestro país, que es lo que conozco mayormente. La estructura familiar ha tenido cambios importantes en estas últimas décadas,  con la emancipación femenina, ha derivado en una nueva familia: la madre soltera con su(s) hijo(s), ya sea por rompimiento de una relación o porque nunca la hubo. Esta nueva estructura familiar, generalmente sólo cuenta con un rol, que no está del todo definido, como todo,  en este mundo de dualidad, se aprende por contraste, si no conociéramos la oscuridad, tampoco la luz.
        No por casualidad, es que, se necesite de un macho y una hembra para engendrar un hijo, independientemente de la especie que sea. Uno de los dos se encarga de la protección y buscar sustento, mientras que el otro de la alimentación y cuidados, en lo que  aprende a valerse por sí mismo. La  tarea de la que se encarga cada uno de los padres se le llama rol o función, es un trabajo de  colaboración, y ambos son igualmente importantes, como para suprimir uno de ellos.  Así que tenemos una función materna y otra paterna, que generalmente las desempeñan sus padres biológicos, ya hablando de los humanos exclusivamente.
       Tal vez en la época que le tocó vivir a nuestros bisabuelos y abuelos, era más fácil, los roles estaban perfectamente definidos y así se formaban las estructuras de los hijos sin ningún problema,  o eso se pensaba; cuando la mujer se dio cuenta que no era reconocida por la sociedad,  ni ella ni su importante función, empezó a desplazarse de su rol. Al incorporarse a una vida laboral fuera de casa, ésta función quedó en manos de una de las abuelas o ambas, o alguna nana; años más tarde, con el nuevo ritmo de vida, más ajetreado, más rápido, la crianza empezó a pasar a  guarderías,  centros infantiles, que le dan cuidados necesarios,  pero de ninguna manera ejercen un rol.
      
        Cuando me refiera a  la función o rol Materno, no me estaré refiriendo a la madre biológica como tal, ni en su caso al padre biológico cuando hable de la Paterna. Por lo general pensamos que se  acomoden así, pero al explicarlos, se darán cuenta que a veces están invertidos,  no pasa nada, siempre y cuando estén los dos. Pues bien, la  función Materna, es la que permite al niño identificarse con el mundo que le rodea, amarlo y por lo tanto apegarse, la función materna es siempre si o siempre no, gracias a ésta, aprende a tener un sentido de pertenencia,  obvio,  si sólo cuenta con este rol, se aferra, crea dependencias, se  queda en lo conocido, eso que llamamos nuestra  zona de confort, que en éste caso sería tan grande,  como la madre lo dejó crecer o sea, de acuerdo a las libertades y herramientas con que desarrolló.   Con ésta conoce el amor, todo se le da, si la mamá vuelca su atención en el niño; pero en el lado opuesto,  puede ser que sea una mamá de que no le permita nada o tenga una ausencia de la función materna, éste niño por supuesto no se va a identificar con nada ni nadie, tampoco aprenderá a amar lo que le rodea, no sentirá pertenencia ni lealtad a nada,  tendrá conflictos para adaptarse a la sociedad.
        Por allí de los 3 años que es lo que nos han marcado como el tiempo que el niño empieza a descubrirse como un ser aparte de su madre (si en los primeros años así se hizo) y  no ser la extensión de ella como lo ha sido en este tiempo;  el rol materno empieza a perder protagonismo,  entra en acción el papel paterno, el padre separara la madre del niño, empezando a enseñarle el desapego, primero de ella (equivaldría a su mundo conocido), a empezar a explorar el mundo,  con esto, entra en el psiquismo del niño, el no, con la prohibición, naciendo entonces el deseo, desear aquello que le es negado, que más adelante se convertirá en metas o propósitos.
         El rol  paterno, básicamente cumple  3 funciones, prohibición, protección e incentivación.  La prohibición está ligada a la protección, muchas veces es un sí con límites para cuidarlo,  el padre le marca  una dirección, él decide cuándo sí y cuándo no, con su idea de protección.  El padre no sólo le dirige, sino también  lo incentiva, dándole seguridad de que puedo lograr hacer algo más allá de lo conseguido, o sea, el salir de su zona de confort.
         Si cada quien cumplió su parte y el niño, realmente pudo rebasar las limitaciones que puso mamá con ayuda del padre, para después también trascender las del padre motivado por sus deseos. Será un adulto que con facilidad podrá dirigirse y llegar a donde quiera de forma sana. Una persona que no tiene la función paterna integrada, será fácilmente dependiente, de relaciones, cosas, sustancias; donde le será muy complicado desapegarse de ellas. No digo con esto,  que sea imposible, todo se puede aprender en esta vida con decisión, pero cuántas personas están atrapadas en una vida insatisfecha por ésta falta, que además,  lo ignoran.

        Traer un hijo al mundo, no sólo es resolver los pañales y la leche que usará, es muy importante la formación y después dejarlo crecer, para que sea un ciudadano con quien nos guste convivir. Al final, no siempre dicen que lo más importante es que sean felices.

domingo, 25 de septiembre de 2016

¿Tu nombre, es de éxito o fracaso?

Siempre me ha llamado la atención el significado de los nombres, me causa mucho pesar cuando escucho un nombre nuevo para mí, preguntarle al portador sobre su significado y que no lo sepa, mucho menos que  ni le interese (se respeta el interés de cada quien sobre lo que sea), lo mismo si es a una madre o padre por el que le  eligieron a su hijo.
       Esto me viene desde que era una niña, tal vez porque no me gustaba mi nombre, de hecho ahora lo acepto,  no sé si me gusta realmente. Incluso me lo quería cambiar, pero como sólo contaba con doce escasos años, pues no tenía mucha potestad  para hacerlo y en casa, lo tomaron como otra de mis locuras, a las cuales nunca les han hecho caso.  ¿Qué por qué no me gusta? Lo tengo muy claro, primero, Norma, significa, es una regla, que se rige por lo establecido o su otra definición, el femenino de Norman que es: hombre del norte, así como se lo están imaginando, no resonó para nada conmigo, no había conexión, además me chocaba que hubiera más Normas que yo en la escuela; Haydée, salvo porque se escribe no de manera muy común, al menos en mi acta de nacimiento, me llamaba la atención un poco más, pero, si hay un pero, para qué repetían un nombre que ya lo hay en una familia, en mi caso a mi tía, yo sentía que no podía ser mío si era de otra persona, no sé si lo han visto, pero cuando llaman a alguien y contestan dos o tres es espeluznante al menos para mí, que incluso se soluciona patéticamente agregándole al nombre el adjetivo de chico o el grande. Hay al respecto una anécdota de Pablo Picasso, que contrató a la empleado doméstica con el mismo nombre de su mujer, y le hacía mucha gracia, que cuando lo nombraba, iban las dos corriendo,  él sentía mucho poder sobre eso, dejaba en claro su misoginia.
        El nombre  además es una etiqueta, ya habrán oído sobre los descubrimientos que hizo el japonés Masaru Emoto, de cómo etiquetando frascos con agua, dependiendo que adjetivo tuvieran,  tenían efectos sobre su morfología, que tomó en fotografías. Si nosotros somos un 75% de agua en nuestro cuerpo, y nuestro cuerpo es un envase, todo empieza a tener otro sentido.  El significado de los nombres, puede ser insignificante para muchas personas, creo yo, porque no le han prestado atención, pero ¿Qué tan determinante es un nombre en la vida de una persona? por ejemplo, los nombres de vírgenes o santos, hay una carga implícita en su nombre que pesa sobre su sexualidad; los nombres concepto, como soledad, dolores, purificación, etc.  ¿A qué destinan a la persona? Los nombres repetidos, ahora con la metagenealogía, sabemos que si te eligen el nombre de un ancestro tuyo, más vale que tenga una vida de estrella, porque si es de los estrellados ya sabrás como irán los tiros, en este caso es una especie de herencia, lo que heredas con los conflictos no resueltos, para que tú, en una época más adelantada los veas desde otro punto de vista y el conflicto desaparezca, pero mientras no te des cuenta es una carga enorme. Jodorowsky en su página Plano Creativo, explica con ejemplos los significados de nombres heredados.
       Tal vez, cuando estaba embarazada de mis hijos, no era inconsciente del todo, elegí cada uno de sus nombres varias veces, escuché como se oía con todo y sus apellidos, incluso cómo se veía escrito,  chequé su significado antes de decidirme por uno. De hecho todos inician con E, para mí esa letra la elegí, porque es la inicial de entusiasmo, éxito, emprendedor, empresario  y  elegante, hay muchos significados  más, pero éstas cualidades eran  en las que concentraba cuando pensaba en ellos antes de nacer.  Y hablo sobre mi consciencia por casualidad, porque después leí, que cada nombre es una vibración, en ese entonces no lo sabía,  la madre al estar más en contacto con su hijo durante la gestación elige un nombre más armonioso para él. De hecho, la persona que elige el nombre tiene un poder sobre el bebé, así que es más conveniente que sea sólo su madre o padre los que determinen eso, dejando por fuera las intromisiones familiares.
     En numerología, cada letra tiene un número, y al juntar todas las letras dan un único número que determina características en esa persona, aquí sí cuenta cómo se escucha tu nombre completo, y es tan importante, que por eso, en el medio artístico, los cambian, para que suene o vibre en una nota mejor. Hay incluso anécdotas de gente famosa que antes de empoderarse de otro nombre,  su vida era desastrosa o fracasada. Como en algunas culturas, donde se cambia el nombre de la persona cuando ha tenido demasiadas adversidades, llamando otra suerte con el nuevo nombre. Cada vez que tu nombre suena, emite la vibración que tiene, y atrae lo que es afín a él; no es lo mismo utilizar el nombre completo, un apelativo, un diminutivo o  sólo el nombre, ya que su vibración variará según sea como lo use.  Incluso si armoniza con los apellidos;  como en el caso de los “Brayan” últimamente de moda, fuera de cotilleo, un nombre anglosajón con apellidos latinos pierde armonía, el sonido  se escucha forzado o los que te quitan el aliento de tan largos que están, aquí todo eso importa.
      Tu nombre es tu varita mágica, según algunas culturas, los sonidos de tu nombre atraerán los sonidos similares cuando lo menciones, por ejemplo regresamos al mío: Norma está destinado o a seguir una regla o a tratar de imponer la directriz, es casi el anagrama de amor, pero también tiene la negativa de entrada No, forma u horma que también sería una tendencia, estaría presa de ello, en todas sus variantes (entiendo ahora el por qué para mí es muy importante la forma de todo) Los egipcios decían que los dioses te regalaban 4 sonidos rectores, que aparecían en tu nombre, dos te sirven para bloquear, y dos para atraer.  Cuando los conoces, puedes empezar a nombrar lo que quieres ya con un estado de consciencia y no por suerte. Para saber cuáles son,  sólo necesitas de tu atención y tiempo, analizando toda palabra o nombre que haya estado en tu vida, como amigos, parejas, padres, hermanos, escuelas, marcas, etc.,  Después clasificando con quienes tuviste buenas relaciones y con quienes no, una vez tengas tus dos listas, encontrarás similitudes de sílabas, con los que te darás cuenta cómo funcionas, los nombres o personas que te favorecían,  que tuviste suerte por así decirlo o en contra,  si el resultado no era lo esperado.  Si logras ubicar los 4 sonidos primales o rectores, son tus contraseñas, como la de Ali Babá cuando llegaba a la cueva.  De hecho siempre los has utilizado así, salvo que no es lo mismo desde la ignorancia, que con total intención, para no “dar palos de ciego”.
 Después de todo, no es igual que te llames como una flor, que como una diosa, o un guerrero o el pariente mártir de tu clan. Todo tiene que ver, todo tiene un sentido en tu vida, nada está demás o de menos, pero ignorarlo puede ser más importante de lo uno piensa.
    

     

martes, 30 de agosto de 2016

Lo difícil de lo fácil

Habrás escuchado alguna vez la frase: “ los toros se ven mejor desde la barrera”, para referir que a un problema no se le aprecia de igual manera cuando estás dentro de él, pero tomar distancia es una cualidad casi inexistente en cualquiera , si no ha llevado un entrenamiento consiente para lograr ver su propio conflicto en tercera persona. Piensa,  ahora mismo, si te preguntaran cómo resolver los problemas de la gente que te rodea: amigo, amiga, pariente, vecino, etc. Sabes exactamente que debería hacer el uno o la otra. Y darte cuenta que uno mismo batalló de sobremanera para encontrar una solución personal aunque lo tenía frente a su nariz,  que lo pudo ver cuando alguien se lo señaló, o caso contrario, todos te lo dicen y tú eres el que no lo quiere aceptar así. Esto es muy frecuente, porque cuando ves las cosas desde el mismo lugar siempre se ven igual, es como si te pusieras a ver el paisaje desde una ventana, la vista cambiará hasta que cambias el ángulo de observación.
     Además de esta general forma de ver las cosas, agreguemos otro punto importante: si no hemos solucionado eso, que parece tan fácil, es porque hemos dado con nuestro talón de Aquiles, deja te lo explico de mejor manera. Así como aprendemos a desarrollar talentos, cualidades,  que creemos que son heredadas, o nos hace privilegiados o especiales, también cultivamos lo que llamamos fallas o errores (aunque te parezca difícil de entender) tenemos “defectos” de fábrica, manías, fobias, olvidos, etc. Indetectables a nuestra  primer mirada, ya que sólo damos por defecto aquellos que son físicos y los otros ni siquiera nos damos cuenta de ellos,  los tomamos como simple mala suerte, no era el momento, o simplemente eso no era para mí.
       Estos  pequeños defectos de fábrica, los consideraremos así, porque nos juegan malos ratos o nos impiden llegar a nuestras metas, están condicionados por miedos, traumas que mayormente vivimos en los primeros 7 años. Claro, algo que a los 2 años no comprendías , te llenaba de temor o angustia, y tal vez lo evadiste, ahora de adulto si vieras el contexto  original del shock, no te causaría ni miedo, ni nada; salvo que para tú inconsciente, se guardó como un gran peligro, y cada que te acerques a él (se recree una historia similar), se disparará tu mecanismo de defensa, el que hayas desarrollado en ese entonces, porque está tratando de protegerte y es automático, como un reflejo.   Y no sólo guardamos uno, sino varios generalmente, además le añadiremos la supervivencia de la familia, a qué era lo que como familia nos enfrentábamos, o vivíamos como cotidianidad, la falta de dinero, de comida, de atención o todo lo contrario los excesos. Cosas que fueron formando nuestra personalidad y muy importante: la resolución o la fabricación de problemas.
      Dentro de este paquete, de cualidades y fallas, también añadimos nuestras verdades (lo que nosotros vivimos como real), por ejemplo, una persona que creció en una familia adinerada y desintegrada, probablemente le sea muy fácil ser exitoso en lo que a economía se refiere, pero va a fracasar cuando quiera armar una pareja o una familia; o incluso puede anudar que el dinero era el causante de la desintegración, así que se alejará de lo que lo lleve a tener un éxito económico porque cada vez que él se acerque a un trabajo o negocio bien remunerado, a recibir una suma de dinero, su instinto de supervivencia (que en este caso cree proteger la estabilidad familiar) no lo dejará llegar, puede que se enferme  o no pueda llegar y pierda la oportunidad laboral,  o acepte un buen sueldo, pero le ocurren gastos imprevistos, lo cual a él lo mantendrá en su zona económica de confort,  no podrá rebasar ese límite,  si lo trata de hacer su mecanismo de defensa actuará rápido dando una solución para que no salga de ese entorno.
     Tal vez ese mecanismo sea obsoleto, para tu forma de pensar o de vivir ahora, pero tu inconsciente todavía no tiene esa información. No está actualizado tu software. Así que hagas lo que hagas para llegar a esa meta donde te auto-saboteas,  no lo lograrás y ni siquiera lo sabes. He aquí el meollo del asunto,  para corregir esa falla, tendrás primero que RE-conocerla, sólo así sabrás a lo que te enfrentas,  tendrás que observar-TE, algo que generalmente no hacemos, ir descubriendo  qué  pasa cuando te encuentras casi logrando esas metas que te son difíciles o incluso imposibles de lograr, hasta que encuentres un patrón. Esté predecirá la manera en la que te comportas y entonces podrás armar una estrategia.  Será más fácil aún,  cuando descubras el origen de ese reflejo automático que creaste siendo un niño, ya que aparece para resolverse,  no para hacerte la vida imposible, si lo puedes ver de manera diferente a lo que lo viste cuando se formó, lo comprendas y le des otro sentido, tu software se habrá actualizado y ese error ya no será una respuesta automática.
    Comprendes ahora porque, aquello que te parece tan fácil, que tu amiga tiene que hacer, o dejar de hacer, y  no entiendes porqué le cuesta tanto trabajo llevarlo a cabo, aún cuando ya ha tomado la decisión de hacerlo. Incluso piensas que pudiera no ser muy inteligente por eso, pero estos automatismos están más allá de la preparación o coeficiente intelectual poseas. Digamos que es el examen final, estás atrapado en un grado específico, no lo has podido pasar porque es tu “coco”, y llega ese último examen que tan solo pensarlo te causa nervios, puedes incluso no hacerlo, desertar,  a sabiendas que no avanzarás, pero seguirás viviendo lo mismo hasta que  tarde o temprano, estarás en la misma posición,   tendrás que enfrentarlo para avanzar y no seguir en el mismo escalón.

     Hay muchas maneras o técnicas para empezar a RE-conocerte, pero el primer paso es querer hacerlo.   Desde empezar a observarte, curiosear de otra manera tus gustos, tus decisiones, tus comportamientos; tomar cursos, etc. Puedes necesitar varias o sólo una metodología, en fin todo depende de ti. Así que cuando te enfrentes a “eso” que quieres hacer y no has podido, es el examen final de un nivel que ya completaste.

jueves, 4 de febrero de 2016

!Quiero ser una bruja!

Hubo una vez, hace mucho tiempo, donde creí que ser una princesa era algo mágico, increíble y muy deseado. Suponía que era un estado ideal de belleza, riqueza, reconocimiento y bla, bla bla; cosas que parecen importantes desde la visión deseosa e idealizada de una chiquilla. Tal vez estaba todo encaminado a que pasaran los años y  la princesa, fuera desplazada por la protagonista de la novela televisiva, lo cual no dista mucho del personaje que le precede: ingenua hasta el grado de tonta, de una nobleza cegadora (apegándose fuertemente al mito religioso de servilismo al prójimo, próximo y lejano), con un desinterés personal que aparentemente es bien visto por no ser egoísta, pero si la sentáramos  en el diván del Freud, su autoestima estaría tan por los suelos,  que sólo convivía con animales rastreros o minúsculos, y ni hablar de su proyecto de vida, totalmente inexistente.
     Por otro lado, aparecía un personaje de mayor impacto y poder, pero mal nombrado antagonista, porque ya de entrada casi nadie quiere verse identificado con él, bueno, en este caso ella. La bruja, la malvada, que tiene poder pero sólo lo usa de manera cruel, desalmada y egoísta, esa palabra de tan mala reputación. Además acompañada de rasgos indeseables como la vejez y la fealdad, contrarios a la juventud y belleza,   dotados para la princesa.
     Cualquier estudiante incipiente de literatura sabe que el papel protagónico de una novela es generalmente con el que se va a identificar el lector, es el más importante de la obra porque es del que se cuenta la historia, y que aparece en casi todas las escenas o capítulos según el tipo de obra. Los demás papeles al ser secundarios o complementarios pierden importancia ante un protagónico, he ahí el meollo del asunto a tratar.
      En la mayoría de las historias, la heroína no tiene nada de héroe, lo cual me parece muy tendencioso; aunque es la protagonista, es un personaje que no tiene poder en sí misma, es muy vulnerable, totalmente dependiente, manipulado por ignorancia, fuertemente adaptado al sufrimiento, ya que su vida es un constante drama. Donde llega a un desenlace,  no, por cualidades tales como disciplina, coraje, valor, planificación, etc., sino que se escapa de la tragedia por su belleza física, dulzura e inocencia, rasgos innatos o que no necesitan ser trabajados, o sea, que si naces así, ya la hiciste, pero si no, no tienes opción, al menos de ser una princesa.
      Por lo tanto, me he preguntado, a quién o quiénes les convenía que el mundo estuviera lleno de mujeres que soñaran con ser princesas, para después criticar y censurar esa parte infantiloide, que en una pareja o un empleado es insufrible, pero que durante mucho tiempo ha sido incitada, abonada y aplaudida en el comportamiento femenino infantil, como si, no supieran que lo que se siembra es lo que se cosecha. Ya una vez puesta una semilla, sólo es cuestión de tiempo para que se convierta en el fruto que lleva dentro.
     Ahora que si se secciona a la antagonista, la detestable bruja malévola, creo que también fue muy tendencioso este otro personaje, porque así se aseguraba que una fémina, no fuera a identificarse con el poder, la magia, el liderazgo, ya que era representado por algo indeseable para todos.  Así era tan fácil relacionar éstas características con la maldad o algo malo, y con lo inculcado que llevamos de ser buenos, nadie por elección desea serlo. Agregando a todo esto, otro ingrediente igualmente dañino: la envidia,  que además pertenece a los siete pecados capitales, para que no se le reste importancia e iniciando así la rivalidad infinita entre mujeres, ya que ésta emoción era la que movía principalmente a la bruja contra la princesa, para arrebatarle las cualidades que le fueron negadas a ella o quitarla de su camino por intereses personales, llámese  un reino, el príncipe consorte o el amor de su padre; porque aún con el poder y la sabiduría, ella quedaba derrotada ante la belleza física, juventud y candidez de la dulce princesa. Dejando claro que ella no se podía fiar de nadie, al menos no de las demás mujeres del cuento,  que pasaban a ser rivales. Casualmente huérfana de madre, una madre debilucha de la que ni siquiera se mencionaba su ausencia o la razón de ello.
     Luego entonces con un inocente cuento (pero todos con ese patrón), al desear el papel protagónico e identificarnos con ese tipo de personajes,  estábamos destinadas a buscar o perseguir ciertos atributos para tener una sola meta: que un príncipe nos rescate, (obviamente heredero del reino o sea millonario, de esos que te encuentras por todos lados ¡aja!) al cual, sólo lo  conquistaremos por nuestra belleza, como único atributo a ofrecer, ya que no se habla de afinidad ni nada parecido, no sabemos nada más allá de la historia, ni siquiera imaginada, porque la susodicha jamás da pistas de qué espera de la vida;  suponemos que además con conseguir una pareja en una buena posición económica, que alejará para siempre el drama de su vida como por arte de magia.
    En nuestro reino de carne y hueso, toda mujer que sea ambiciosa por mérito propio, tenga personal a su cargo, o sea poder, sobre todo en el mundo laboral, es catalogada de bruja, sobre todo por las princesas (esas que están sentadas esperando); independientemente de que para sobrevivir aquí, hay características necesarias como tenacidad, ambición, disciplina, liderazgo, inteligencia, estrategia, mismas que se requieren en un hombre, sin afirmar que sean exclusivas de algún sexo, solamente que son más fomentadas en ellos, o se da  por hecho de que son innatas, lo cual es un gran mito.

       Si nos aventuramos a pensar qué hubo más allá del “felices por siempre”, ¿Qué pasaría cuando la princesa se convierta en reina y tenga a su vez princesas? ¿Se volverá malvada por eso? ¿Cuándo su juventud se pierda en el pasar de los años? ¿Se le seguirá viendo bella o ya no? Creo que sería conveniente empezar a crear otros personajes más completos, menos inútiles, para que vayamos adoptando otros en la vida real, que no se sientan amenazados tan fácilmente, ni la rivalidad sea el pan de cada día. 

miércoles, 6 de enero de 2016

¿POR QUÉ A MI?

Esta es una pregunta que al menos una vez en la vida te la habrás hecho, en ese momento de desesperación e impotencia, cuando dentro de tu entender, no tienes una explicación para dejar tranquila la lógica que se juega en tu cabeza. Y supongo que  la has escuchado muchas veces también, hay personas que incluso la llegan a usar como mantra, de tan cotidiano que la repiten.

     Si llegamos al punto de hacernos esta pregunta, es porque nos descubrimos en un callejón sin salida,  porque creemos firmemente que hay un Dios, destino, o cómo prefieras llamarle, que nos eligió entre los demás para hacernos la vida pesada, sin ninguna justificación, y me atrevo a afirmar lo último, porque si creyeras que fuera justo, no te quejarías de nada. No quiero entrar en controversia con las creencias inculcadas de acuerdo a tu formación. Pero si esto es así, no tienes un papel protagónico en tu vida, sólo sigues un guión predeterminado por tu familia, padres, sociedad, tu Dios, o el destino. Por lo cual,  no sé si te has preguntado, ¿Qué caso tiene nacer? ¿Para qué vivir una existencia que alguien (quien sea) escribió de antemano cómo iba a ser? No le encuentro sentido. Yo me he hecho cantidad de veces estas y otras preguntas, de ¿por qué me pasaban cosas que yo considero desagradables? y sin embargo no sucedían las que  deseaba, asumiendo que seguía el camino correcto, sin éxito. Además encontrando ejemplares a los que aparentemente todo les funciona bien, haciendo todo incorrecto de acuerdo a mi juicio, que no entendía, pero sucedía. 

     Y así, entre muchos cuestionamientos  por fin encontré algunas respuestas, un poco de aquí, otro poco de allá;  descubrí, que para empezar, casarte con una ideología, es el primer error, "nadie experimenta en cabeza ajena"  al adoptar como verdad absoluta algo que a alguien o algunos les ha funcionado, no quiere decir que sirva para tu caso, y posiblemente sea así.  Experimentar es lo que te enseña, o desengaña; no lo que te cuentan, así que como primer consejo, te diría que no te creas nada, y empieces a probar lo que oyes o se ocurra, a modo de prueba y error, así sabrás con seguridad qué te sirve y qué no.

     Dada mi naturaleza curiosa, empecé a meter la nariz por todos los lados que pude, y coleccioné información: hermética, chamánica, cabalística, de diferentes culturas,  filosofías, contemporáneas o antiguas,  etc., entonces comprendí que todo es sólo una parte de un todo, que complementa, para formar tu propia idiosincrasia, la que es útil para ti, como un traje a la medida, y que también pueda modificarse de acuerdo a la ocasión, una estructura inflexible y cerrada como nos hicieron creer, que era una personalidad estable, nos limita muchísimo, porque sólo nos da las mismas opciones para todo funcionen o no, y por eso es que más de una vez te has encontrado en ese callejón tapiado.

     Regresando a ¿Por qué a mi?  me topé nuevamente con eso de  que sólo ocupamos el 10% de nuestro cerebro; al menos, cuando yo oí esta frase por primera vez, me pregunté "n" cantidad de veces, de qué manera podía aumentar mi capacidad, porque era algo que me parecía muy seductor,  aunque era otra de las preguntas guardadas en el cajón sin respuesta. Bueno, pues por fin estaba ante una explicación, que adopté, porque me pareció lógica, coherente y con sentido. Sólo ocupamos y ocuparemos ese pequeño porcentaje, mientras tengamos juicios, así de fácil. Cuando estamos ante algo (cosa que es todos los días) y discriminemos, como bueno o malo,  nos limitamos. Al decidir, que algo o alguna experiencia es buena, rechazamos la otra, y todo lo que involucra; esto a primera instancia, porque también encierra otra monada, resulta que nuestra estructura mental se forma por medio de lógicas, sólo lo que tu cerebro o tu hemisferio izquierdo mejor dicho, acepta como lógico, coherente, en pocas palabras lo que conoce, por lo tanto se refiere a lo que tú has coleccionado como sabiduría, no va más allá; llega a donde le enseñaron que estaban sus límites. Para poder aumentar eso, tienes que romper esquemas, aceptar parte de lo desconocido; lo que tu estructura mental va a rechazar casi en automático. Razón por la que te metes en problemas, cuando no tienes solución, o simplemente das la que conoces y que no te va a llevar a ningún lugar distinto, siempre al mismo. Vamos a ver por qué llegamos a esto.

      Pues bien, cuando nacemos, llegamos a esta vida por la intención de  un otro (nuestros padres o alguno de ellos al menos), sin ella no ocurre el embarazo, claro, esta intención puede ser consiente o inconsciente,  en ésta ya va un propósito, tal vez justificación para casarse, para no separarse, para hacer compañía, para cuidar la empresa, en fin, pueden ser muchas. Esto nos programa, al igual que un programador de software, hace diferentes comandos que llegan a un límite, un ciclo, y discriminaciones preestablecidas, que obedecen a tu diseño original.  Mientras vamos creciendo, hasta los 7 años más o menos, hemos seguido siendo adicionados por otros programas más, del colectivo, de la familia, que nos va moldeando hasta hacernos lo que llamamos nuestra personalidad, que encierra el carácter, las preferencias, los no gustos, y todos nuestros límites morales y de valores sociales que nos hayan insertado. Nos encontramos muchas veces diciendo: yo soy bueno para esto, pero para esto soy pésimo, de hecho,  esto también está programado. ¿tú crees que tendrías las mismas cualidades o aptitudes que tienes ahora, si hubieras nacido en otro país, con otros padres, con otra religión? la respuesta obvia es no.

       Además de nuestras programaciones, cada que nosotros vivimos una experiencia desagradable o traumática, en nuestra psique se graba una historia, de esa historia, una escena,  que también nos programa, para revivirla y darle una respuesta diferente a la que dimos o porque no la dimos. Que nos hace vivir un ciclo que se repetirá incansablemente hasta que le demos solución. ¿Te acuerdas los problemas que nos ponían en la escuela para saber si ya habíamos aprendido le lección? Nos ponían distintos planteamientos para utilizar las fórmulas o las ecuaciones que nos enseñaron, pues esto es ni más ni menos que lo mismo. Tendremos que aprender a ver nuestros problemas o lo que nosotros llamamos así, de otra manera, enseñarnos a reconocer qué estamos orquestando, contra nuestra voluntad (la consciente), descubrir el origen de esa programación para cambiarla, o incluso adelantarnos a lo que sabemos viene después. Así que cuando te encuentres preguntándote eso, detente un poco y cambia la pregunta por varias, como: ¿Para qué llegué aquí? ¿Que me hace terminar en ese lugar? ¿A dónde quería ir? ¿Qué es lo que me desvía del camino que quiero? ¿Qué necesito adoptar para cambiar los resultados? y bueno, las que se te ocurran, pero que te hagan pensar en otras salidas, o al menos saber que tú llegaste allí, porque sigues siempre misma ruta, que llega al mismo destino invariablemente,  y sólo  tienes algo  que modificar, lo cual me parece maravilloso, no sé a ti, porque solo de ti depende.