Por
razones de moda, cultura, etc., al menos en nuestro país, que es lo que conozco
mayormente. La estructura familiar ha tenido cambios importantes en estas últimas
décadas, con la emancipación femenina,
ha derivado en una nueva familia: la madre soltera con su(s) hijo(s), ya sea
por rompimiento de una relación o porque nunca la hubo. Esta nueva estructura
familiar, generalmente sólo cuenta con un rol, que no está del todo definido,
como todo, en este mundo de dualidad, se
aprende por contraste, si no conociéramos la oscuridad, tampoco la luz.
No por casualidad, es que, se necesite
de un macho y una hembra para engendrar un hijo, independientemente de la
especie que sea. Uno de los dos se encarga de la protección y buscar sustento,
mientras que el otro de la alimentación y cuidados, en lo que aprende a valerse por sí mismo. La tarea de la que se encarga cada uno de los
padres se le llama rol o función, es un trabajo de colaboración, y ambos son igualmente
importantes, como para suprimir uno de ellos. Así que tenemos una función materna y otra
paterna, que generalmente las desempeñan sus padres biológicos, ya hablando de
los humanos exclusivamente.
Tal vez en la época que le tocó vivir a
nuestros bisabuelos y abuelos, era más fácil, los roles estaban perfectamente
definidos y así se formaban las estructuras de los hijos sin ningún problema, o eso se pensaba; cuando la mujer se dio
cuenta que no era reconocida por la sociedad, ni ella ni su importante función, empezó a
desplazarse de su rol. Al incorporarse a una vida laboral fuera de casa, ésta
función quedó en manos de una de las abuelas o ambas, o alguna nana; años más
tarde, con el nuevo ritmo de vida, más ajetreado, más rápido, la crianza empezó
a pasar a guarderías, centros infantiles, que le dan cuidados
necesarios, pero de ninguna manera
ejercen un rol.
Cuando
me refiera a la función o rol Materno,
no me estaré refiriendo a la madre biológica como tal, ni en su caso al padre
biológico cuando hable de la Paterna. Por lo general pensamos que se acomoden así, pero al explicarlos, se darán
cuenta que a veces están invertidos, no
pasa nada, siempre y cuando estén los dos. Pues bien, la función Materna, es la que permite al niño
identificarse con el mundo que le rodea, amarlo y por lo tanto apegarse, la
función materna es siempre si o siempre no, gracias a ésta, aprende a tener un
sentido de pertenencia, obvio, si sólo cuenta con este rol, se aferra, crea
dependencias, se queda en lo conocido, eso
que llamamos nuestra zona de confort, que en éste caso sería
tan grande, como la madre lo dejó crecer
o sea, de acuerdo a las libertades y herramientas con que desarrolló. Con ésta conoce el amor, todo se le da, si la
mamá vuelca su atención en el niño; pero en el lado opuesto, puede ser que sea una mamá de que no le
permita nada o tenga una ausencia de la función materna, éste niño por supuesto
no se va a identificar con nada ni nadie, tampoco aprenderá a amar lo que le
rodea, no sentirá pertenencia ni lealtad a nada, tendrá conflictos para adaptarse a la
sociedad.
Por
allí de los 3 años que es lo que nos han marcado como el tiempo que el niño
empieza a descubrirse como un ser aparte de su madre (si en los primeros años
así se hizo) y no ser la extensión de
ella como lo ha sido en este tiempo; el
rol materno empieza a perder protagonismo, entra en acción el papel paterno, el padre separara
la madre del niño, empezando a enseñarle el desapego, primero de ella
(equivaldría a su mundo conocido), a empezar a explorar el mundo, con esto, entra en el psiquismo del niño, el
no, con la prohibición, naciendo entonces el deseo, desear aquello que le es
negado, que más adelante se convertirá en metas o propósitos.
El rol
paterno, básicamente cumple 3
funciones, prohibición, protección e incentivación. La prohibición está ligada a la protección,
muchas veces es un sí con límites para cuidarlo, el padre le marca una dirección, él decide cuándo sí y cuándo
no, con su idea de protección. El padre
no sólo le dirige, sino también lo
incentiva, dándole seguridad de que puedo lograr hacer algo más allá de lo conseguido,
o sea, el salir de su zona de confort.
Si cada quien cumplió su parte y el
niño, realmente pudo rebasar las limitaciones que puso mamá con ayuda del
padre, para después también trascender las del padre motivado por sus deseos.
Será un adulto que con facilidad podrá dirigirse y llegar a donde quiera de
forma sana. Una persona que no tiene la función paterna integrada, será
fácilmente dependiente, de relaciones, cosas, sustancias; donde le será muy
complicado desapegarse de ellas. No digo con esto, que sea imposible, todo se puede aprender en
esta vida con decisión, pero cuántas personas están atrapadas en una vida
insatisfecha por ésta falta, que además, lo ignoran.
Traer un hijo al mundo, no sólo es
resolver los pañales y la leche que usará, es muy importante la formación y
después dejarlo crecer, para que sea un ciudadano con quien nos guste convivir.
Al final, no siempre dicen que lo más importante es que sean felices.
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