Verás tu valía, a través de los ojos de tu hermano, y cada uno será
liberado, cuando vea a su salvador en el lugar antes, pensó que había un
agresor. UCDM
El espejo que es la
vida.
Vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el
nuestro, palabras de Jesús. Aunque es un refrán que conocía desde niña, creo que lo había entendido mal, o
a medias, verán, yo entendía que no debía uno juzgar un error en alguien,
porque nosotros podemos tener errores más grandes o peores. Bueno, ahora
encontré con otra interpretación, que me parece más coherente, completa y es la
justificación de este ensayo.
Nosotros no vemos el mundo tal cual es, sino
nuestra proyección en cada objeto en el que pongamos nuestra atención, haciendo
una comparativa rápida entre algo que vemos y el archivo que tenemos guardado
en nuestra memoria. Por ejemplo si alguien me parece buena persona, la
compararé con mi archivo “buena gente”, en él estará guardado cada una de las características
que le atribuyo a este campo, luego entonces la persona entrará (en mi mente) en
un análisis exhaustivo para ver si
empata, si es así, decidiré que sí, de
lo contrario será lo opuesto. Y las
características no serán iguales a las que tiene mi vecino en ese mismo
concepto, mucho menos si somos de diferente familia, ciudad, país, religión,
etc. Esto es lo que llamamos un espejo, y ¿qué hace un espejo? Refleja la
imagen de quien se pone enfrente de él (esto todo mundo lo sabe, eso creo).
Bueno, lo que vemos en las personas es lo mismo, esa persona me sirve de
pantalla para proyectar lo que yo tengo dentro.
Espero
haberme explicado bien, aquí viene entonces, lo de la paja y la viga, cualquier
cosa que yo vea en otro, yo la tengo que tener dentro de los conceptos que
manejo, o sea, algo conocido para mi, ya
sea porque es una característica mía o algo que yo juzgo como bueno o malo, que
deseo o detesto, o sencillamente algo en lo que tengo que trabajar. Es muy
ejemplificador al respecto, que cuando yo quiero comprar un cierto modelo de
auto, lo empiezo a ver mucho, por todos lados, esto no es que todos nos
pongamos de acuerdo en gustos y que todos están comprando el mismo auto, es que antes había de esos modelos al lado
mío, pero no les había prestado atención; si tengo miedo de enfermarme de algo,
empiezo a enterarme de casos cada vez seguido; igual si mi atención es los
robos, los premios, los accidentes, podemos enumerar miles de ejemplos. Por eso
dice el poeta Rumi, “tú estás donde tu atención esté, tú eres tu atención”.
Cuando logré
entender, asimilar y aceptar, esto que acabo de mencionar, y que déjenme
decirles que al principio, como que no entendía nada, después me parecía no sé,
sin sentido, pero al prestar atención a una idea nueva de ver mi mundo, comprendí muchas cosas de mi vida, presente,
pasada y sobre todo el trabajo (por llamarlo así) que tenía, para enfocar toda mi atención de ahora en
adelante en todos los detalles que forma mi diario vivir, descubrirme a través de mis espejos y empezar
a corregir cosas (al menos las que no quiero que se repitan, para empezar).
Antes de seguir
escribiendo sobre este tema, debo decir, que esto es para valientes, porque hay que tener mucho
coraje y valentía para enfrentar a las cosas que precisamente le hemos dado la
vuelta, dejando la responsabilidad en otro o en las circunstancias. Ya
que, siempre es más fácil y cómodo echar
culpas para no tener que asumir nada,
seguir con los esquemas que siempre hemos vivido, pero así estamos a
merced de todo lo demás (aparentemente) porque cedemos el poder que tenemos
para crear nuestro mundo. Es como ir a la escuela, quedarnos reprobados en un mismo grado toda la
vida, porque alguna asignatura no pudimos pasar y en lugar de encontrar la manera de buscar en
qué estamos fallando, le agarramos
tirria, para seguir batallando, continuando en el mismo lugar, porque
justificamos nuestro fracaso por algo ajeno a nosotros (desde este punto, es
imposible hacer nada).
Desde el
entendido, que nosotros creamos nuestra realidad, todo lo que se presenta
frente a nosotros, lo hemos pedido, consciente o inconscientemente, en algún
momento, hasta allí, nos da por arrancarnos los pelos; sobre todo si hacemos un
poco de memoria con ciertos personajes o situaciones en nuestra vida que han
sido insufribles, y lo que le sigue. Lo que no se nos dijo, para estar
prevenidos en todo esto, es que todo son
lecciones, si igual que las tablas de multiplicar, que hasta que las aprendes,
podías avanzar; mientras eran horas y horas de repetir, memorizar hasta integrar.
Bueno, esto de la vida, es lo mismo. Llegamos aquí con “n” cantidad de
lecciones por aprender, y los maestros, son esas personas que nos ayudan a
evolucionar, pero a veces o muchas, esa ayuda, no es como nos gusta, y creemos
que es algo malo, lo rechazamos, le damos la vuelta o decidimos odiarlo de por
vida.
Tenemos varios
espejos o maestros (es lo mismo), ¿cómo
podemos saber que es un espejo? Muy fácil, al verlo hay algo que nos molesta o
nos encanta de él, ambas situaciones son un reflejo auténtico de nosotros.
Cuando nos gusta, no sentimos bien, a veces él refleja algo que creemos que no
tenemos, no sé, éxito tal vez, pero si lo vemos en él, es que nosotros lo
tenemos pero nos cuesta verlo, para lo contrario; cuando nos pone mal sólo
mirarlo, también es algo que tenemos, una situación que él hace y nosotros no
nos atrevemos, o que hace y nosotros también, pero no lo percibimos. Hay dos
espejos así, el directo, cuando la situación que vemos es la tal cual, o inverso,
el otro polo, porque todo es dual, mucho o nada, pertenece a lo mismo. Y todo esto es para poder curarlo.
Otro espejo maravilloso y rápido es nuestro cuerpo,
si empezamos a verlo de otra manera, por supuesto, él es un mensajero directo
para decirte si algo no te gusta, si no estás de acuerdo, si te molesta, o si
tú andas buscando una solución a algo. ¿Cómo lo hace? Por medio de síntomas, de
lo que llamamos enfermedad, un golpe, un accidente, un malestar, etc. Nuestro
cuerpo reafirma todas nuestras creencias, ideas y pensamientos que tengamos,
sólo hay que hacer las preguntas correctas (cosa que tampoco hemos aprendido
por cultura general) Tales como ¿de verdad quiero ir al lugar que voy? ¿Quiero
hacer esto o lo otro? ¿Quiero estar con esta persona? Si no, probablemente pase
algo, pierdas las llaves, pierdas el camión, o lo que sea con tal de llegar
tarde o no llegar, y esto por poner un ejemplo muy simple. ¿Crees que suceden
cosas al llegar a cierta edad? ¿Crees que hay cosas que se pueden o no hacer
dependiendo de otras? ¿Crees que algo o alguien te pueden hacer daño? Estas son
creencias, pero igual se reafirman, porque para ti con una verdad absoluta. Allí
tienes la explicación de por qué no nos sucede a todos lo mismo, aunque
comamos, vivamos o hagamos igual. La mente y sus interpretaciones hacen la
diferencia. Nuestras creencias hacen que vivamos las mismas circunstancias
hasta que las aprobemos, revísate un poco, ¿tus parejas o jefes o amigo(a) s se
parecen, tienen las mismas características? ¿Vives situaciones cíclicas? Ya sabes
cuándo te va ir bien y dónde te va ir mal, es porque entonces estas repitiendo
la lección que no has aprendido. Tal vez tengas que atreverte a actuar de
manera diferente, a escucharte para hacerte caso.
Nuestros mejores
maestros están en nuestras relaciones,
de pareja, trabajo, padres, hijos, etc. Con quien convivamos más, incluso
nuestra mascota, casa, oficina, en fin, con todo lo que nos sintamos
identificados. ¿Cómo sucede? Nuestro psiquismo impregna todo nuestro universo,
estas bajo mucha presión, y en tu casa las cosas que funcionan bajo presión se
descomponen, bueno, es eso. Tu inconsciente se comunica contigo para avisarte
que vas en direcciones equivocadas, te manda avisos. Pero hay que prestarle
atención, escuchar nuestra intuición, que no es más que eso. Ella nos cuida y
sin lugar a dudas es la entidad que sólo busca lo mejor para nosotros,
generalmente no hacemos caso, porque nuestra mente nos dice que es lo que sería
mejor para uno, pero esta mente, está entrenada de acuerdo a experiencias,
limitaciones, creencias, y muchas cosas más, que ni siquiera son nuestras, las
venimos arrastrando generación tras generación, simplemente porque era como se
tenía que hacer según la colectividad.
Bueno, ya compartí
algo más de lo que he estado experimentando, para invitarte a probar, la
decisión siempre es tuya (asegúrate de que así sea). Muy importante recordar,
si vemos enfrente algo nuestro, cuando juzgamos ese algo, ¿A quién estamos
juzgando entonces? Por si no le atinaste, a nosotros mismos.
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