lunes, 5 de enero de 2015

Y de nuevo, otro año!!!

¿Cómo iniciaste el año? ¿Te vestiste de rojo, de amarillo, diste la vuelta a tu casa con maletas, estrenaste algo, comiste uvas, barriste o cualquier otra cosa que suele acostumbrarse? Tengo que confesar que durante muchos años me era una situación irrisoria, lo tomaba como simple superchería, no le encontraba el sentido, de cómo algo de un color o un acto va a modificar o “determinar” mi destino. Mi manera de pensar de estructura muy lógica, sobre todo,  entender el cómo funciona algo, sin explicación alguna no me lo permitía, simplemente porque las cosas que se llaman “costumbres” pasan a ser meros actos conductuales, sin cuestionamiento alguno,  tomando una esperanza aferrada en una intangibilidad llamada fe.  Por azares del destino,  con eso de que me gusta curiosear, meto las narices a un tema y este me lleva a otro y así, sucesivamente. Pues un día encontré la explicación de esto, y por qué funciona o no.
     Resulta que nuestra mente o lo que creemos de ella, no es una sola, y para evitar entrar en tecnicismos y palabras de pronto no comprensibles, vamos a dejar sólo que tenemos un consciente que es el que tú conoces aparentemente de ti, y otro que está dentro de ti pero desconocido, el inconsciente. Nuestro inconsciente está formado por lo que vamos grabando desde que nacemos hasta aproximadamente siete años. Si nos comparáramos con un ordenador, sería uno nuevo de paquete, y nuestras creencias familiares, dramas vividos, experiencias satisfactorias, reglas de nuestro entorno, deseos familiares para nosotros, etc. serían las aplicaciones o programas que nos instalaran. Éste personaje, llamado ego también, es un procesador muy rápido, reactivo completamente, automático, su fin es protegernos, para esto, todo lo que le represente peligro lo desechará o impedirá que te acerques a él. El consciente es más lento, puede analizar una situación y descartar que ya no sea problemática, después de un pensamiento lógico, sin embargo, la toma de decisiones por rapidez las hace generalmente el ego.  Por ejemplo, cuando tú deseas perder peso, y decides dejar de comer, el inconsciente no sabe, si lo haces por entrar en una talla más pequeña o porque estás pasando una época de hambruna, automáticamente empezará a ralentizar el metabolismo para ahorrar energía, su ingesta de calorías se adaptará a su nueva demanda, el peso que se perdería sería muy poco y al cabo de un tiempo sería nulo. Porque él está protegiéndote de morir de hambre, él no asocia la comida con la gordura o la delgadez, es un simple acto de sobrevivencia.
     Independientemente del tipo de deseo, monetario, romántico o cualquier otro, tendrías que hacer un pequeño trabajo interior,  descubrir si tu consciente y tu inconsciente están de acuerdo. Para  saber si hay algún bloqueo que te impida lograrlo, sin llegar a la hipnosis y palabras mayores, una de las formas de llegar al inconsciente es por medio de un ritual, aquí entra la lógica de esto, el inconsciente reacciona a los símbolos de manera muy exitosa,  salvo que hacer algo que a ti no te signifique nada, no te sirve. De ahí, que no son  infalibles, los rituales que ya existen, y que muy probablemente aparecieron con esa intención.  Alejandro Jodorowsky, creador de la Psicomagia, como método terapéutico, basándose en la historia personal del consultante, mezcla una escenificación teatral, con el tarot y personajes, jugando con los conflictos de la persona de manera desenfadada y atrevida para romper con este tipo de programaciones.
        Como ya tampoco le veo efecto (al menos de manera personal) a fechas preestablecidas por otras personas que ni conozco, te sugiero que puedes empezar a hacer tus rituales personalizados y montarlos cualquier día, cualquier fecha que para ti sea más significativa, que la marcada por el calendario o la mercadotecnia.  Mucho cuidado con incluir la voluntad de terceros en esto, acuérdate: Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados.


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