Me imagino que tu concepto
de crear no difiere del que yo tenía hasta hace un poco tiempo: necesitas
inspiración, material de trabajo, espacio y muchas ganas para hacerlo. Pues
permíteme abrirte una pequeña ventana para que lo pienses de otra manera.
Nosotros somos energía, siempre en movimiento.
Nos vemos como algo sólido porque nuestros sentidos son muy limitados para
poder captarlo. Desde que gestamos un pensamiento, ya sea por un recuerdo o una
idea, empezamos a vibrar de acuerdo a la emoción que nos provoque dicha idea. Por
ejemplo, si vemos una foto o nos
acordamos de un viaje, inmediatamente nos llegan sensaciones que archivamos, de
agrado, felicidad o todo lo contrario, nos pone inmediatamente en un estado de
ánimo, que si no sabemos manejarlo, podrá quedarse para nuestro bien o mal todo
el día.
Bueno, cuando nos llega una idea o
creencia muy determinante sobre algo, nos emociona, para explicarlo mejor
imaginemos un ejemplo de esto, en una
manera positiva. Tienes una preocupación sobre los jardines de tu colonia o
ciudad, de pronto te viene una idea sobre algo que pudiera mejorarlos, te
emociona el hecho de imaginarlo realizado, y en la próxima reunión o con las
personas que interactúas les empiezas a contar de eso, tus oyentes se muestran
entusiasmados por esa idea y uno o más de ellos, la comparte con otras personas.
Esto es lo que se llama resonancia,
entre más personas se “contagien” con tu mensaje, le estarán impregnando energía,
haciéndola cada vez más grande (aunque no la podemos ver), tal vez tu mensaje ha ido tan lejos que más personas
no sólo están de acuerdo, sino que también les gustaría que fuera realidad y
hablan sobre ello. No sería muy descabellado que la resonancia fuera ya tan
grande que de pronto, aparezca una convocatoria donde se le puede incluir como
proyecto. Ya se puede pasar a la acción entonces, aunque tú, no lleves el
proyecto, probablemente otra persona con la misma resonancia que la tuya captó
esas ideas (que déjame decirte, a nadie le pertenecen, somos sólo antenas
receptoras) mete el proyecto y se logra materializar, después se copia y se
lleva a más lugares.
Este es un ejemplo de algo usado para un
bien común, pero como estamos un poco educados y predispuestos a ser la víctima
del cuento, porque es muy “admirable”, entonces alguien se consigue a otro para
quejarse de lo mal que funciona el servicio médico (por ejemplo), éstos
encontrarán con su resonancia más personas con más quejas, al rato se sienten
con mucha razón, y la tendrán; porque eso es lo que ellas estarán creando, no
sólo escucharán más quejas, suficientes para hacer un sindicato o marcha de
quejosos, sino que también conseguirán encontrar más razones para estar quejándose.
Porque de acuerdo a la Ley de la Vibración, no podrán coincidir con los buenos
médicos, éstos mágicamente les tocan a otras personas (las que no se quejan),
ya que se encuentran resonando en otra frecuencia. Es como si viviéramos en
canales, unos sólo estamos enchufados a uno, otros a otros, pero no se pueden
ver dos canales a la vez.
Así que desde tu casa, sin un solo peso de
inversión, sin mover ni siquiera los ojos, puedes empezar a cooperar con un
mundo más a tu gusto. Sólo pon atención a lo que te gustaría que sucediera, y
anula cualquier emoción a lo que no te gusta. No compartas cosas desagradables,
si no quieres que éstas tengan el poder de materializarse más, o cerca de ti.
Recuerda que cada que sale una palabra, estás haciendo una In-vocación, con una
voz, tal vez no pase nada, pero cuando
muchas repiten lo mismo se le da realidad. Esto nos pasa muy a menudo con las
ventas de pánico, las enfermedades virulentas, crisis, etc. Antes de darle u
like a algo y compartirlo con tus amistades o en tu muro, medítalo, ¿es algo con
lo que te gustaría que creciera? Ojo, cuando ves una mala noticia, que te
indigna, te hace sentir mal, y la compartes. Lo que estás compartiendo es esa
emoción de ira, frustración, mal humor, que es una resonancia muy baja. Cuando
uno está vibrando dentro de esto, sólo puede atraer más de lo mismo. No te
vayas a confundir, creyendo que entre
más gente indignada se puede hacer algo bueno, la ira puede ser una magnífica
energía creadora si se le da una buena salida, pero eso requiere de otro factor,
que generalmente no queremos tener: responsabilidad. Responsabilidad sobre lo
que pienso, hago y digo. Tenemos mucho que aprender, y elegir conscientemente
es el primer paso.
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