jueves, 2 de febrero de 2017

¿Existe el amor verdadero?

Empezaremos  por definir qué es  el amor,  casi todos entendemos que es un sentimiento fuerte, “involuntario”, que nos provoca hacia otras personas, con las cuales queremos mantener una relación, que se experimenta de diferentes maneras e intenciones según el tipo de relación que estemos estableciendo; filial, empresarial, fraternal, o de pareja.  Por lo general alberga emociones que nos hacen sentir bien,  al menos en un plano idóneo. Vamos a enfocarnos en la relación de pareja amorosa.

¿Estás preparado para enamorarte?

Supongo que tu respuesta es no, si qué crees que no hay que prepararse, ya que   siempre nos han dicho  que: “al corazón no se le manda”,  o dirás que sí, por el hecho de desear estar en pareja, y ya con eso basta. Precisamente aquí está la base en la que fundamos nuestra importantísima estructura de relación: en ideas.  Si vas a comprar un carro, elegir una escuela, incluso decidirte por un platillo ante un menú, requiere que hagas un juicio al menos, donde descartas muchas opciones y te quedas con la que te parece mejor ¿verdad? Y depende de la importancia, hasta días te toma, investigaciones incluso.  ¿Por qué para elegir un compañero(a) de vida, no lo haces así?

A nuestra defensa dirás que es imprevisto, inevitable. En mi opinión, te diré que creo que no. Desde pequeños tenemos un aprendizaje diario al respecto con la familia que vivimos, eso nos va haciendo que vayamos coleccionando ideas de qué y que  no, queremos en nuestra pareja,  repetimos patrones de noviazgos, largos, cortos, muchos, pocos incluso nos programamos para las edades de formalizar esa unión, parecidas a la familia en que crecimos. Vamos adquiriendo pautas con las que   creamos un ideal, que reforzamos con la información  que tengamos a la mano de revistas, novelas, películas, donde el amor, es totalmente idealizado en prototipos de relaciones. Que se dan al azar, si eres feliz con lo que te tocó es porque tuviste suerte y si no pasarás más de una decepción, porque quién llegó no era la persona correcta, seguro Cupido tenía los ojos tapados cuando te tocó.

Primer error, no hay persona correcta, con esto te puedo ahorrar una serie de “malas” relaciones,  si así las quieres ver.   ¿Has escuchado sobre la Ley de la Atracción? Bueno,  de eso que llamamos enamoramiento esta regido por  esa Ley, a la que estamos sujetos, no importa si la desconocemos o no. Es como la gravedad, que su aplicación es inherente, la entiendas o no.   Esta Ley dice similar atrae similar, lo que esté en tu misma frecuencia de vibración,    vas a atraer a la persona más adecuada para el momento evolutivo en que te encuentres. Te darás cuenta de esto por la diferencia de parejas que has tenido, si todas son iguales, entonces no has crecido nada desde la primera, o verás tu crecimiento porque cada una será mejor que la anterior.

También influye el desde dónde buscas emparejarte, si lo haces porque te sientes solo(a), porque todas tus amistades ya tienen pareja, porque ya “deberías” tener, o cualquier justificación que se le parezca, lo estás haciendo desde una necesidad, o sea que tú llegarás a esa relación, para exigir, para que te den, para que te llenen. Generalmente esas necesidades nunca son satisfechas, aunque la otra persona se medio mate por complacerte.  O reforzará eso que te hace sentir menos, soledad, abandono y que igualmente te parecerá un fracaso.

 Alguna vez te has preguntado ¿qué hacen esas parejas, que sí son felices?  Pues allí está el “secreto” de su “suerte”.  HACEN con mayúsculas y en plural, generalmente es el encuentro de dos personas que no se unen  para ver qué reciben, ambas aportan a esa pareja que forman, porque les es importante la relación que tienen. Pero no se llega a este punto, porque ellos son “especiales”, son personas como tú o como yo, que ya pasaron el proceso de auto reconocimiento cada uno por su lado,  donde se han aceptado y conocido lo suficiente, donde ya no buscan que los completen,  porque se encontraron a sí mismos, están plenos. Por lo tanto llegan a formar una pareja para compartir lo que ya son.  Que no es ni más ni menos, que eso que llaman amarse así mismo.

Cuando una persona se sabe amar, se acepta tal como es, por lo tanto no necesita que alguien se la pase levantándole la estima todos los días, tampoco que le reconozcan lo que haga para sentirse valorada, no necesita que la vean todo el tiempo para no sentirse abandonada, está segura de lo quiere o no, por lo tanto sabe poner y ponerse límites. Una personita así, cuando ya está en ese punto, puede negociar, llegar a acuerdos, sin miedo a perder, porque sabe que  no está en una batalla.

El amor como empresa

Un noviazgo o un matrimonio, según sea el caso, siempre me ha parecido bien compararlo con una empresa, aquí hay dos socios, con intereses comunes, de los cuales ambos se encargarán de mantener y crecer, cada uno con el rol o tarea asignada.  Como las empresas mismas, hay las que inician bien, tienen éxito y luego caen en bancarrota; otras que siempre están llenas de problemas que nadie sabe cómo se mantienen vivas y las que crecen y crecen y crecen.  Todo depende si los socios se mantienen con los mismos intereses, hacen los cambios adecuados cuando lo necesitan, invierten para crecer, tienen juntas directivas para ponerse de acuerdo con las ideas nuevas que tengan, y mantienen los valores con los que se fundaron. Pienso yo que así, depende del empeño, trabajo, interés le inviertan. 


No hay comentarios: