martes, 3 de marzo de 2015

El placer de dar.

Existe un equilibrio proporcional entre dar y recibir, es proporcionalmente directo, más da más y menos, obvio, menos. Nuestra cultura y/o educación promueve mucho el dar , pero el recibir no tiene la misma aceptación, te incita a que sientas como das todo por placer,  sin esperar  recibir nada a cambio, esto es correcto a medias, porque dar algo esperando una recompensa no es dar,  en el estricto sentido que lo estamos hablando, solo es dar para conseguir, como la carnada en el anzuelo.  Obviamente si tú haces muchas “buenas obras” por ponerle un nombre a tu ejercicio de dar, que pueden ser intangibles, como el  tiempo, comprensión, solidaridad, amor, o cualquier cosa material que se te ocurra; por razón de ecuación, tú estarás recibiendo todo eso que tu diste aunque no sea de la misma persona, pero sí en la misma proporción. ¿Por qué entonces, te sentirías culpable o mal, por que alguien te devuelva lo que con tu mejor intención diste? Más sin embargo, es así, en mucho de los casos, te dan algo y te sientes comprometido a devolver con algo  inmediatamente o te sientes en  deuda. Cuando deberías simplemente aceptar el flujo de este mecanismo, con la misma tranquilidad y placer, que cuando obsequias, puesto que es una ley aplicada a ti, que nadie puede modificar o evadir
     Muchas veces cuando nos suceden cosas que no nos gustan, sólo renegamos o nos quejamos, pero es simplemente que esta ley se aplica con cosas positivas o negativas, si lo que recibimos es negativo, era que la intención con que lo hicimos no era tan positiva o simplemente no tomamos en cuenta,  el otro contador. El que va acumulando todo, absolutamente todo lo que hagamos,  no sólo se aplica para las “buenas” acciones, lo entrecomillo, porque muchas veces hacemos cosas aparentemente buenas pero con una intención oculta, generalmente egoísta.  Si por alguna oscura o clara razón, o sin ninguna, simplemente por inercia a tu comportamiento,  lo que acostumbras a  dar son  críticas, engaños, ira, despotismo, y/o todo lo que contiene este campo semántico, sin duda esto es lo que estarás recibiendo también, y en la misma proporción que lo hayas dado.

     Nos place mucho ayudar a nuestros seres queridos, compartir buenos momentos con ellos, darles presentes, etc.;  esto está muy bien. Lo que hacemos con toda la demás gente con la que interactuamos todos los días, personas que probablemente sólo veamos una vez, también cuenta. Nuestra actitud para con ese pequeño encuentro, sin duda queda registrada. No hay horas o días o lugares para practicar eso que llamamos “caridad”(charitas, que significa afecto, amor). Tal vez por mera conveniencia,  pongamos atención en nuestras dádivas de ahora en adelante, comprendiendo entonces el por qué hacerlo sólo por placer. 

No hay comentarios: