Existe un equilibrio proporcional entre dar y recibir,
es proporcionalmente directo, más da más y menos, obvio, menos. Nuestra cultura
y/o educación promueve mucho el dar , pero el recibir no tiene la misma aceptación,
te incita a que sientas como das todo por placer, sin esperar
recibir nada a cambio, esto es correcto a medias, porque dar algo
esperando una recompensa no es dar, en
el estricto sentido que lo estamos hablando, solo es dar para conseguir, como
la carnada en el anzuelo. Obviamente si
tú haces muchas “buenas obras” por ponerle un nombre a tu ejercicio de dar, que
pueden ser intangibles, como el tiempo,
comprensión, solidaridad, amor, o cualquier cosa material que se te ocurra; por
razón de ecuación, tú estarás recibiendo todo eso que tu diste aunque no sea de
la misma persona, pero sí en la misma proporción. ¿Por qué entonces, te
sentirías culpable o mal, por que alguien te devuelva lo que con tu mejor
intención diste? Más sin embargo, es así, en mucho de los casos, te dan algo y
te sientes comprometido a devolver con algo
inmediatamente o te sientes en deuda. Cuando deberías simplemente aceptar el
flujo de este mecanismo, con la misma tranquilidad y placer, que cuando
obsequias, puesto que es una ley aplicada a ti, que nadie puede modificar o
evadir
Muchas
veces cuando nos suceden cosas que no nos gustan, sólo renegamos o nos quejamos,
pero es simplemente que esta ley se aplica con cosas positivas o negativas, si
lo que recibimos es negativo, era que la intención con que lo hicimos no era
tan positiva o simplemente no tomamos en cuenta, el otro contador. El que va acumulando todo,
absolutamente todo lo que hagamos, no
sólo se aplica para las “buenas” acciones, lo entrecomillo, porque muchas veces
hacemos cosas aparentemente buenas pero con una intención oculta, generalmente
egoísta. Si por alguna oscura o clara
razón, o sin ninguna, simplemente por inercia a tu comportamiento, lo que acostumbras a dar son
críticas, engaños, ira, despotismo, y/o todo lo que contiene este campo
semántico, sin duda esto es lo que estarás recibiendo también, y en la misma
proporción que lo hayas dado.
Nos place
mucho ayudar a nuestros seres queridos, compartir buenos momentos con ellos,
darles presentes, etc.; esto está muy
bien. Lo que hacemos con toda la demás gente con la que interactuamos todos los
días, personas que probablemente sólo veamos una vez, también cuenta. Nuestra
actitud para con ese pequeño encuentro, sin duda queda registrada. No hay horas
o días o lugares para practicar eso que llamamos “caridad”(charitas, que significa afecto, amor). Tal vez por mera
conveniencia, pongamos atención en
nuestras dádivas de ahora en adelante, comprendiendo entonces el por qué hacerlo
sólo por placer.
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