Cuando inicias el recorrido
de tu vida, siempre acompañado, es un poco difícil que reconozcas quién eres tú
en realidad, simple y llanamente. Puede ser que ya llegues muy evolucionado,
por lo tanto no requieras “descontaminarte”, puesto que no lo estás, pero en la
mayoría de nosotros, nuestros padres, nuestro clan, nos empieza a formar (por
la única razón de que es como lo saben hacer), introduciéndonos una idea de lo
que quieren que seas, empiezas a sentir necesidades que tú firmemente crees que
tienes, más si le escarbas un poco, desmadejando cada una de ellas, te darás
cuenta que no tienen origen en ti. Crees que tienes que llegar a un lugar
específico (una carrera, un trofeo, una aparente realización), te gastas toda
la energía que puedas en concentrarte en esa meta, cuando la has conseguido te
das cuenta, que sigues buscando algo, ese algo es a ti mismo, tal vez en una
metáfora poética, y porque nos enseñan a buscarlo todo, en lo externo a nosotros, creamos esa “media
naranja”, en la que ponemos toda nuestra felicidad; creemos que no la tenemos
porque ese alguien no ha llegado, en parte es verdad, solo que no es otra persona la que esperamos,
sino encontrar esa que tenemos dentro, secuestrada.
Somos un gran desconocido a nosotros
mismos, necesitamos pasar un tiempo a solas, más el fantasma de eso llamado soledad, con tan mala reputación, que no dejamos que se
nos acerque, le tenemos miedo, sin conocerla. Cuando realmente es allí donde te
puedes saber todo acerca de ti, escucharte sin el ruido de las demandas
constantes de los demás. Descubrirte día a día, momento a momento para saber
todo acerca de ti, qué realmente te emociona, te seduce, te provoca. Dejar de
hacer cosas que no sólo, no te satisfacen, sino que te frustran, te enferman.
Creo firmemente que cualquier capacidad
que deseemos tener, la podemos adquirir con práctica, más hay algo, específico
en ti, que nadie lo puede hacer mejor que tú, y la única persona que lo puede
encontrar, eres tú. Todos venimos capacitados para hacernos cargo de una sola
persona, nosotros mismos. Pero mientras te dediques a hacerlo por alguien que
no seas tú, sea quien sea, (los hijos sólo te necesitan en la infancia, más
allá somos una gran interferencia para ellos); te quedarás sin energía, para ti.
No por algo, estarás cansado, porque una carga por muy leve que sea, termina
cansando. Y poner tu atención en un lado, no te permite ponerla en otro, simple
lógica. En esto, hemos estado todos, porque estamos condicionados a
comportarnos así, estamos en piloto automático, esperando a que tomes el
control, una vez que eres consciente de eso, lo demás es sólo consecuencia.
Cuando te hayas encontrado y enamorado de ti, no tendrás
miedo, no harás concesiones que no quieras hacer a cambio de cuidar de ti,
porque tú sabrás hacerlo por ti mismo.
Entonces, y sólo entonces, una
persona completa igual a ti, llegará para compartir su totalidad contigo, (que
puede ser cualquiera) sin el temor constante a perderle, porque no perderás
nada, ya no será alguien que llene huecos vacíos de ti, porque estarán todos
llenos, tampoco importará la forma o el tiempo que esté a tu lado, ¿cómo lo
sabrás? Muy simple, no lo necesitas, si está o no está, tu vida sigue completa
y el amor por ti, también.