viernes, 27 de septiembre de 2013

Nosotros



Desde mis primeros recuerdos, he venido escuchando de manera continua sobre  los mexicanos, si somos así o asado: “México tiene muchas riquezas, pero desgraciadamente pusieron mexicanos en el territorio”, el tan mencionado malinchismo, de la grandeza y embobamiento con  culturas, de la corrupción en el país, el apreciar lo güerito,  los ojos claros  mejor vistos que los prietitos, y podría seguir con una lista interminable.


         Hay algo que no entiendo, todos estamos dotados de exactamente los mismos miembros corporales, el mismo número de neuronas, (al menos entramos en una media, dejando los genios aparte por supuesto), un lenguaje, el mismo o casi universal sistema métrico decimal, estructuras culturales similares; ¿Por qué entonces?- darle más valor a alguien solo porque no es de aquí o por su físico. O en sentido opuesto, sentirse más que otros. No existe una razón que justifique inferioridad a nuestro pueblo.
           Si nos gusta una organización, estructura o forma de vida, porque no adaptarla a nuestras necesidades, complementando lo que ya nos sirve y desechando lo que no.  En lugar de ir haciendo comparaciones que solo nos dejan un mal sabor de boca y quedando como mediocres, de donde todos somos parte,  de una u otra manera. Y debemos entender, que los cambios se van a dar, cuando cada uno de nosotros haga su trabajo, ponga su granito de arena en beneficio comunal. El hacer o no hacer nada, nos perjudica o beneficia a todos.
            Ahora bien, el no terminar de identificarnos como mexicanos, es muy lógico, como lo expresa magistralmente Octavio Paz, en su Laberinto de la Soledad. No somos ni los indígenas ni los españoles, sino una mezcla salida de ellos de una manera violenta, arbitraria,  pero que tenemos de ambos. Y negar a uno u otro, solo nos indica lo poco que nos aceptamos.
             Nuestro patriotismo, en proceso de extinción. Se ha ido apagando poco a poco desde los colegios en donde ya no se hacen honores a la bandera, ya no se entona nuestro himno Nacional, ahora con la cancelación de los desfiles del Aniversario de la Revolución Mexicana, no es extraño encontrar entre los jóvenes una gran confusión de fechas importantes para nuestra Nación. Y que además, parecería que el sabor y la esencia mexicana, se quedó encapsulada en esa época.  Donde la mayor representación de ser patriota es gritar en 15 de septiembre en un antro y  apoyar a la selección de futbol mexicana. Olvidándonos de otros deportes, disciplinas y áreas en donde si de verdad triunfan los mexicanos.   
            ¿Dónde están quedando nuestras tradiciones?, es verdad que con la globalización se está haciendo pequeño el mundo. Pero sería interesante salvaguardar algunas,  que tengan un sentido para nosotros, que se diera la información pertinente para ello y no solo imitar como autómata adornos, disfraces y festejos.
            Si cada uno de nosotros valoráramos nuestra Patria, nos preocuparíamos por ser mejores ciudadanos, nos comprometeríamos a dar de nosotros mismos algo más, hacia nuestra propia gente. Nos respetarían desde cualquier parte como nación unida y solidaria. No tanto porque nos pongamos un sombrero o una falda de Adelita, sino el llevar nuestra esencia, lo que nos hace únicos, dentro de la piel.  Saber que nuestra tierra está llena de riquezas. Que tenemos un país con un legado cultural envidiable por cualquiera. Valorar lo que tenemos, que sólo puede suceder si se le conoce.


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