sábado, 21 de junio de 2014

Paternidad

Las modas, van, cambian, retroceden, regresan; cuando se trata de ropa o cualquier otra cosa del mundo material no importa.  Hay otros aspectos que se cuelan en estas estadísticas como: La paternidad. Cuando vivíamos en las cavernas, quiero pensar; nos complicábamos menos la vida, ahora como ya lo he escrito antes con las madres, con los padres pasa algo similar. Los modelos de la familia feliz, la madre modelo, el padre modelo, el hijo modelo, es algo que lo ha dictado un puñado de gente. Y que depende del lugar donde hayas nacido, algunas situaciones pasarán de lo normal a lo delictivo, de lo deseable a lo insoportable, de lo bueno a lo pésimo; entonces ¿quién puede estar seguro de algo? Pero eso sí, nos influye de sobremanera.
     En mi personal experiencia puedo decir que  pasé por varias etapas con respecto a esos modelos y lo que repercutieron en mi vida.  Desde  negación, rechazo, decepción, resignación,  finalmente aceptación que en algún momento tuve, con respecto de lo que me parecía que debía ser “normal” o “correcto” referente a la familia. A  lo único que le puedo colgar las culpas, no es a otra cosa que a la comparación que hacía de mi “realidad” con los modelos preestablecidos, esos que nos vende Hollywood (un gran lavador de cerebros)o las telenovelas , novelas rosas, anuncios comerciales; donde mostraban cuáles eran los personajes que hacían un “buen” papel como padre o uno “malo”.  La clave está en que son personajes,  o sea, C R E A D O S.   Idealizados y construidos a capricho, donde no se parecen a un ser humano completo, por una simple y sencilla razón: tenemos polaridades, que se equilibran o desequilibran de acuerdo a nuestros estados de ánimo, circunstancias y procesos por los que vamos pasando en la vida.
     En fin, que le debo de alguna manera o mucho, mis desgracias pasadas a esos arquetipos con los que al compararme, no tenía ventajas, desventajas bastantes. Muy curiosamente, entre más me aferraba a que nuestra relación se pareciera a las que yo me había  admitido como ideales o perfectas, más sufría. No porque mi padre  fuera como fuera, sino que no era como el instructivo señalaba como el correcto.  Ahora, mi relación no ha cambiado, pero el hecho de verla de manera diferente, de no querer meterla a un molde que no cabe,  porque le falta o le sobra,  me da paz, tranquilidad porque ya no tengo nada que buscar, nada que arreglar, sólo vivir.  Y esto es aplicable a todas las relaciones, llámense: amorosas, fraternales, profesionales, amistades, etc.  No es lo que hay, es lo que vemos en ellas, pero nadie tiene un solo color, tenemos infinidad de matices.

     Supongo que no soy la única a la que le aconteció o acontece esto, y como reflexión, pregunto ¿a quién se le dio el inmenso poder de decidir qué es lo bueno o correcto para todos? ¿Y por qué no, se los vayamos quitando? No se necesita más que poner atención donde queramos, no donde nos digan. 

jueves, 12 de junio de 2014

Hablemos de el aborto.

El aborto es un tema que ya mencionarlo, rasga vestiduras a más de uno.  Durante los años de mi vida, he tenido una opinión a favor de la vida, sobre todo porque de adolescente, la única razón que se me ocurría para quedar embarazada sin desearlo, era la irresponsabilidad de no usar anticonceptivos. Conforme fui viviendo, no sólo en este aspecto, sino en todos en la vida, me he dado cuenta que las circunstancias, determinan por mucho, lo uno piense, sienta o crea, por lo cual me he hecho muy flexible al paso de los años.
    Para mí fue fácil, no estuve en ninguno de mis tres embarazos en circunstancias que me pusieran en esa disyuntiva, así que me parece prepotente ser partidaria de una cosa o la otra. Por allí escuché unas palabras muy sabias, que decían: “Aun cuando tengas todas las circunstancias que envuelven una situación, no  podrías juzgarla, porque siempre se escapan cosas”.
     Ahora bien, si se legisla como delito, impidiendo que se interrumpa un embarazo. ¿Qué tan “humano” es darle una vida digamos,  sin amor? Para no meternos con detalles como tales como: rechazo, desprecio, ignorarlo, maltratarlo. ¿Qué diferencia, tendría una muerte por condena o por aborto? Que si investigamos un poco a los asesinos, los más crueles, seriales, calculadores, en su mayoría tuvieron una niñez muy particular, a lo mejor ni siquiera fueron deseados, pero por alguna razón vivieron y no en las formas más idóneas. Podemos ejemplificar un poco al respecto con “el mochaorejas”, cuando se dio una semblanza de su vida, se podía entender cómo llegó a ser tan cruel. Hijo no deseado, maltratado por ambos padres y abandonado por la madre, resume sus sentimientos  continuamente, cuando se le oía decir que él no lloraría frente al cadáver de su madre, cuando ésta muriera.
     Desgraciadamente, gracias a los tabús, educación y moralidad. La mayoría de las mujeres que tiene un aborto, provocado o natural, tiende a sentirse culpable por el resto de su vida.  Y sí, eso implica que  además abandone una actividad, digamos estudio, trabajo, un estilo de vida, a lo cual no renunció por decisión propia, a la culpa le añadiremos la frustración.  ¿Cómo se encontrará emocionalmente  para darle a un nuevo ser un ambiente de amor, atención y cuidado? Que es lo ideal. Una planta sin atención se marchita y muere, obviamente estoy hablando de las plantas que adoptamos y llevamos al hogar.

     Por otro lado, una vez que se sigue con un embarazo, de alguien que no lo quería tener.  ¿Qué seguimiento, apoyo, recibe? Si muchas veces ni en su propia casa, la apoyan.  Durante toda su gestación estará impregnado de la emoción de la madre, todo lo que sienta ella: ilusión o desilusión, alegría o tristeza, amor o desamor, esperanza o desasosiego. Después  de este estado idóneo o no, sigue el de la crianza, que como todos sabemos, que a veces que lo amamos nos fastidia o cansa, ¿qué puede esperar lo que detestamos o no amamos?  Las leyes que se ocupan de esta situación, ¿tienen propuestas para procurar ese estado de bienestar? ¿Qué pasa en los embarazos posteriores a nivel emocional? ¿Estarán curadas las heridas, tanto como para no doler, y que no influyan en este nuevo ser? por qué no olvidemos que no está naciendo sólo un bebé, estamos creando un nuevo ciudadano para este mundo. Que se desarrollará de la manera como fue concebido.