Creí muy importante, escribir
sobre la gestación; no sólo porque es el inicio de la vida, sino porque es
responsable de muchos inicios. Ahora con tantas corrientes, defensores morales
o amorales, de un u otro abanderamiento. Cuando decidieron legislar sobre el aborto, sólo se tomó en cuenta, si la mujer,
tenía o no, derecho a decidir sobre la
vida que llevaba. Sobre si se justificaba seguir con un embarazo. Sobre quién o
quienes debían ser señalados, pero todo se basaba en supuestos derechos de uno
u otro.
Bueno, de lo que hablaré, es algo que va
más allá de esta decisión. En qué momento el alma (espíritu, inconsciente,
etc.) llega a ese embrión, y éste empieza a grabar todo, es tal vez lo menos
importante. Este inicio de vida, que si se llega a completar, sean las
circunstancias que pasen para lograrlo, está supeditado a las emociones de la
madre, de las cuales, ninguna ley, ni marido, ni padres, ni sociedad, pueden hacer nada al respecto desde la
posición de los derechos. Sólo se le
tiene un poco de atención, tratada como ser de “cuidados” especiales,
tildándonos de incapacitadas, impedidas, casi como si fuera una enfermedad,
incluso así lo dicen: “ya se alivió”. Aclaro de una vez que soy madre, de tres
hijos, porque generalmente, los temas los desarrollan personas que no han
vivido la experiencia de lo que hablan, en mi caso no es así.
La protagonista de la creación del mundo
es la mujer y sus emociones, equilibradas o no; desde que es feto, sabe y lo
sabrá aunque nadie le diga; si fue deseado (cosa importantísima para el resto
de su vida), independientemente si después es querido, alimentado y mimado. La
impronta queda desde el instante mismo de saber que está embarazada, cómo
recibió la noticia, qué reacción o pensamiento se vino a la mente en ese
momento; de acuerdo a cualquier impacto
emocional se grabarán programas que después desarrollarán a lo largo de su
vida, como manera de resolver o sentir situaciones. ¿Qué
sentía la madre cuando fue procreado?, ¿Qué vivió durante la gestación? ¿Deseaba embarazarse? ¿Cuál era su intención o
la del padre? Todas estas emociones
quedan impregnadas en este nuevo ser, si la madre es amada o rechazada, si es
violentada, discriminada, abandonada, esclavizada, etc., ese nuevo ser vivirá como suyas todas esas
emociones y a ciegas, porque no sabe las circunstancias que vive la madre, para
él poder interpretarlas personalmente. Serán
completamente pasadas como ella las experimente, sean reales o imaginarias, eso no importa, el
inconsciente no sabe distinguir una de otra. Después
de nacer, incluso durante sus primeros
tres años, seguirá dependiendo y viviendo a través de la madre, o con quien se
identifique como tal. Por ejemplo,
algún alimento que le guste a la madre durante su embarazo, le irá bien al
bebé; un conflicto emocional, deja una
impronta igual que el alimento, una información de agrado o desagrado, que se guarda en la célula y se queda a
resguardo, para que cuando haya situaciones similares se detone de alguna manera. Aunado a la forma
en la que nace, va a tener un sentido en
cómo resolver situaciones durante su vida, el parto es la primer lucha para
sobrevivir, si necesitó asistencia (una cesárea), si tuvo complicaciones, si fue
muy tardío o rápido su llegada, si venía de nalgas, de pies.
¿Qué tanto cuidado, para no decir
amor, dará una madre a su recién nacido cuando ha sido abandonada? ¿Y cuando la
razón del abandono fue el propio embarazo? ¿Tuvo que perder algo al quedar preñada? Ellas tienen el poder sobre el
mundo, cada conflicto, traerá un proyecto que desarrollará a lo largo de su vida para resolver, aquello
que quedó grabado inconscientemente. Habremos de empezar a ver este proceso,
donde la asistencia a una mujer, sea más allá de un chequeo médico. Incluso, para las que en algún momento
desearon y buscaron quedar embarazadas. Todos llevamos esos mandatos, algunos de los cuales difícilmente los pueden
dejar e incluso forman parte del eje de su vida, más o menos complicados o difíciles, una biografía oculta. Pero, ¿Para qué sufrir
algo, que se puede evitar? La comunicación honesta y verdadera sobre los
propios sentimientos, le pueden dar más amor a sus hijos, que mil palabras
bonitas. Comprender es liberar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario